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Lo reconozco. He vuelto a la mierda. He vuelto a caer.

A estas alturas de mi vida no pensé que volvería a World of Warcraft. Son muchas las horas, qué digo horas, MESES de mi vida que me he tirado con el bueno de Corneo recorriendo las tierras de Azeroth y lo que no es Azeroth.

Y todo porque uno siempre quiere recordar los buenos tiempos. El ser humano siempre quiere volver al pasado y rememorar los tiempos felices de su vida. Y algo así es lo que me sucedió en Septiembre con el lanzamiento de Litch King Classic.

Cuando se anunció esa expansión clásica se despertó en mi esa añoranza de juventud y de noches de Red Bull y doritos con los colegas. Así que presto y dispuesto me creé un nuevo personaje para revivir las aventuras de antaño.

Este capricho fue fugaz pero intenso, lo suficiente para quitarme el mono de WoW y seguir con mi vida normal de señor de casi cuarenta años. Pero amigos, el WoW es el WoW, y siempre vuelve. Un día, no sabes cómo, estás comprando una nueva expansión y un par de meses más de suscripción. Esa es la magia de Azeroth.

Si llevas años viviendo Azeroth como yo sabes que es inevitable tener curiosidad por el qué va a pasar ahora. Así que me entenderás perfectamente. Así que una vez dadas las consabidas explicaciones y autoconvencerme de que esto es lo natural y normal, paso a hablaros de la expansión.

 

Una historia nueva

Confieso también que la premisa de la historia cuando vimos el primer trailer de la expansión, la temática de los dragones y sus ‘’movidas’’, no me llamaron mucho la atención, pero, una vez comenzado el juego, todo cobra sentido.

Si te has leído las crónicas en libro y cómic entenderás por qué lo digo. Y es que parece increíble que a estas alturas siga habiendo temáticas clásicas del lore de Waracraft que no se hayan tocado. Dicho esto, tengo que reconocer que desde el minuto uno que desembarcas en las Islas Dragón, la historia te engancha. Te genera interés, está muy bien hilada y descubrir esa guerra de los Aspectos es muy, muy interesante.

Desde el minuto uno que desembarcas en las Islas Dragón, la historia te engancha.

Además, nos escapamos de la clásica trama de ‘’Horda Vs Alianza’’, ‘’Alianza Vs Legión ardiente/muertos’’. Esto es algo nuevo, en el que la Alianza y la Horda van de la mano y le sienta muy bien al argumento.

Si bien es cierto que la historia principal, sin secundarias y tropelías varias del mundo, no te durarán más de 8-9 horas, pero que disfrutarás sin duda. Para algunos veteranos esto es de agradecer. Una historia cortita, que te coloca en un nuevo continente y que te dé un buen endgame, es de agradecer. Endagme, que veremos como trata Blizzard, claro.

Como siempre no voy a destripar la historia, pero si os la recomiendo y reconozco que a mi me está gustando mucho y además, tiene una virtud; un jugador que nunca haya jugado a WoW, se puede lanzar de lleno a por al expansión. Hay muchísimas cosas que no va a entender, pero sí que va a disfrutar y lo animará a hacerse un personaje de cero o mismo el Classic. Esto es algo que tiene mucho mérito y que creo que Blizzard ha hecho muy bien.

Nuevos tiempos, nuevos menús…

…nuevas mecánicas. Sin duda el cambio más significativo es la modernización de los menús del juego.

Por fin Blizzard lo ha hecho y ha cambiado casi todo. Todos los menús son nuevos, mucho más estilizados, modernos y accesibles. Adaptados a los nuevos tiempos y las nuevas modas. Aquí se nota mucho que se han inspirado en los Addons más conocidos creados por la comunidad. Una interfaz mucho más limpia y simple, donde el juego cobra protagonismo y que además nos da la oportunidad de editar a nuestro gusto. Un grandísimo acierto y una auténtica gozada, que te hace sentir que estás jugando a algo nuevo, aunque sea la mierda de siempre.

Todos los menús son nuevos, mucho más estilizados, modernos y accesibles.

Otro cambio significativo son por un lado el árbol de talentos. Un árbol mucho más actual y parecido a los de los nuevos juegos. Intuitivo y accesible. Un menú que nos permite exportar archivos de terceros para configurar nuestros talentos y hechizos, cosa que es de agradecer por los que no tenemos ganas de complicarnos la cabeza con pruebas éxito-error.

Una interfaz limpia que nos deja disfrutar más del juego.

El otro cambio importante, y muy importante, es el sistema de profesiones. Ha ganado +10000 de interés. Es mucho más completo, más rico y más agradecido. Explicarlo se hace harto largo, pero cuando lo probéis os daréis cuenta de que aquí le han metido horas y que por fin, tener una profesión es algo más que ir farmeando de lado a lado sin sentido.

El sistema de profesiones es mucho más completo, más rico y más agradecido

A nivel técnico vemos también un pequeño gran cambio. Azeorth se ve mejor que nunca, con grandes colores, más limpio y más distancia de visión. Más vivo, también gracias a las nuevas técnicas modernas gráficas, como el trazado de rayos, que le sienta de lujo al juego. Todo esto ay estaba, pero ahora luce mejor.

Si hay un aspecto técnico pocho, es sin duda la música, que me parece de lo más normalito que ha hecho Blizzard en los últimos años, pero bueno, la bajas y pista.

 

Por lo demás, WoW brilla mejor que nunca y si tienes un buen PC, podrás disfrutar de maravilla. Ojo a los que tengáis un Mac con Chip M1 o M2. El juego rinde DE LOCOS en los nuevos ordenadores de Apple, no solo en calidad gráfica sino también en rendimiento. Una grandiosa sorpresa.

La verticalidad llega a Azeroth

Pero sin duda el cambio más grande y lo que más me gusta de esta expansión, son los DRAGONES y la nueva clase, los Dracthyr. Una suerte de hombre dragón que puede cambiar entre su forma semihumana y dragón. Una nueva clase heroíca super interesante, pero de la que poco os puedo hablar ya que no la he jugado. Pero lo haré.

Ahora si, los dragones. Ay los dragones. Que gozada. Cuando llegues al nuevo continente te encontrarás un poco extraño, contrariado, porque hay muchos sitios y cosas a las que no puedes llegar, pero según pasan las horas todo cobra sentido. Esta nueva mecánica de monturas dragón dotan al juego de una verticalidad que, salvando als distancias, me han recordado a Halo Infinite. Estas monturas se cansan, no pueden subir sin más si no dispones de ciertas habilidades o vuelas sobre corrientes de aire y , además, las puedes tunear…

Tunear el dragón es un aliciente.

Moverte de un punto a otro en el mapa nunca ha sido tan divertido. Usas el dragón para todo, pero cuesta debido a las limitaciones del dragón. Y a veces, cuando quieres ir de A a B, un viaje de dos minutos, se convierte en uno de una hora, porque te pierdes haciendo otras cosas, y eso, amigas y amigos, es la magia que necesitaba el WoW.

El Dragón es como tener un coche nuevo que te gusta mucho.

Y todo esto, gracias a los dragones y su capacidad para llegar a ciertas montañas, cataratas o bosquecillos, pero sin ponértelo fácil. Es como tener un coche nuevo que te gusta mucho.

Esto solo es el principio

Todo pinta muy bien, pero también hay puntos negativos. El juego para el veterano sigue resultando fácil (a no ser que te vayas a heroícas o míticas) y el contenido a a algunos les puede parecer escaso. Pero aquí es donde debemos confiar en que Blizzard sepa mimar esta expansión y nos de a todos los adalides de Azeroth muchas, muchas más horas y muchas más aventuras.

 

Adalides, es el momento de retomar vuestras armas y volver a salvar Azeroth.

 

Corneo

Juego,leo y escribo

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