Skip to main content

Pequeñas pesadillas

Autor: @davidhthe1st

Dulces pesadillas

En un mundo en el que es mucho menos sencillo de lo que parece ver florecer una nueva IP, 2017 trajo consigo la sorpresa de Little Nightmares; un juego que impactó por su personalidad abrumadora y una apuesta diferente dentro del género del miedo.

En 2021 ha llegado la esperada secuela de la saga, Little Nightmares II, que expande el universo del juego y construye sobre la base jugable del original.

Ante nosotros tenemos un juego de puzles y plataformas que es bastante conservador en ambos aspectos: no os esperéis un Ori, ni un Portal. En Little Nightmares, lo importante es crear una experiencia en la que llevemos a nuestro protagonista por su pesadilla particular y que disfrutemos la experiencia.

La duración

Algo de lo que también hay que ser consciente en esta saga es la duración, de unas 4-5h, o algo más, dependiendo de lo que os atasquéis en alguno de los puzles o jefes. Aunque da bastante juego para speedrunners, por ejemplo, el usuario medio no encontrará aquí un juego que le ofrezca horas y horas. Sin embargo, como ya sucedía con la primera entrega, en mi opinión dura lo que tiene que durar, ya que, si durase el doble, correría muy rápido el riesgo de perder impacto y caer en la monotonía.

Hay un par de elementos desbloqueables (gorros y recuerdos) que nos pueden hacer volver a los niveles si queremos una experiencia más completa, ya que hay un final alternativo si desbloqueamos todos los recuerdos.

La aventura está dividida en 5 actos, temáticos e interconectados, en los que iremos encontrando amigos, enemigos y muchos lugares donde cada rincón cuenta la historia de sus actores.

En el mundo se van intercalando secciones de exploración, con secciones de puzles (algunos más complejos que otros), de plataformas y persecuciones. Los jefes que nos esperan en cada nivel se resuelven también en gran medida con puzles y persecuciones que nos pondrán el pulso a 100 si vivimos la historia.

Un mundo acogedor

Los personajes solo se comunican por gestos y movimientos, pero una mirada suya transmite más que 2 minutos de diálogos en muchos AAA. A veces basta solo con verlos para saber qué pasa por su cabeza o que están sintiendo.

El mundo que recorremos puede contar la historia por si solo, con cientos de detalles, incluidos algunos en referencia al original. Todo está cuidado al detalle en una obra en la que destaca tanto su dirección artística: si ese tema es importante para vosotros, el precio de admisión merece la pena solo por eso.

A todo eso se une el sonido, que sin alardes cumple a la perfección su función de crear ambiente, o directamente dar miedo. No hay mucha música más allá de alguna melodía infantil muy apropiada, pero cada paso o cada objeto que cae al suelo nos retumba en el alma mientras avanzamos por la ciudad y sus emblemas.

Mecánica simple, pero efectiva

Como su predecesor, si bien Little Nightmares 2 añade algunos objetos o mecánicas, en ningún momento busca inventar la rueda. Tenemos algunos objetos “propios” como una linterna, un mando a distancia y un par de objetos que usamos como armas en momentos determinados, pero por lo demás todo está en el entorno y sus puzles.

Esa falta de excesivas complicaciones en este campo es sin duda un acierto, porque en los pocos momentos en los que cojea la obra es en aquellos en los que intenta llevar algo más al límite los controles y las mecánicas, que funcionan muy bien con el habitual ritmo pausado de la obra, pero que patinan algo más cuando ese ritmo coge un acelerón, porque no son tan precisos como exige el momento. Por tanto, esos momentos pueden generar una cierta frustración, aunque por suerte no abundan tanto ni duran mucho.

El miedo

Otro éxito de la saga es crear miedo, o incomodidad, sin recurrir a los tópicos habituales del género. Este segundo juego no es la excepción y vuelve a bucear en un mar de imágenes extraídas de nuestras propias pesadillas con la combinación entre el arte, el sonido y la historia que nos van contando.

No es un juego de terror al uso y no encontramos necesariamente grandes sustos: encontramos más bien una incomodidad creciente por el miedo de lo que nos vamos a encontrar en cada habitación y por la seguridad de nuestros pequeños aventureros.

Conclusiones 

Como hemos dicho, Little Nightmares 2 es una obra indie de autor, con su propia receta de jugabilidad, que bebe un poco de muchas fuentes para darnos su propia experiencia de terror. El mundo, construido sobre el arte y el sonido, es un escenario perfecto para unos personajes muy bien representados y una historia conmovedora. Los puzles son satisfactorios y a nivel de mecánicas el juego no es muy ambicioso, aunque hay un puñado de secciones en las que exige un poco más de lo que se pueden permitir los controles. Un juego que me deja muy buen sabor de boca y que no dudo en recomendar… siempre que sepas a lo que vas.

VEREDICTO

GRÁFICOS

90%

SONIDO

85%

JUGABILIDAD

80%

DURACIÓN

75%

POSITIVO


  • Un mundo envolvente
  • Una dirección artística magistral
  • Personajes que no dejan indiferente
  • Puzles satisfactorios
  • Una narrativa original que engancha

NEGATIVO


  • Algunas escenas de ensayo-error
  • A veces exige más de lo que ofrecen los controles
  • Un par de bugs que nos hicieron reiniciar el juego (objetos que desaparecen)
8 Le damos un okonomiyaki: es un plato elaborado y que está buenísimo, pero que puede llenar rápido y que no tiene por qué apetecer comer todas las semanas necesariamente. Cuando el cocinero se equivoca los fallos se notan más que en platos más sencillos, pero en el global merece mucho la pena si nos apetece ese tipo de cocina.

Deja una respuesta