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Nunca es tarde si el grog es bueno

’Todo sucedió muy rápido, más de lo que jamás habría pensado. Cuando por fin creía que había dado con el Secreto de Mokey Island, me encontré acorralado al final de la plancha, con mi sucio traje lleno de musgo, mi barba de seis días, con mis bolsillos llenos de pienso para pollos en una suerte de fin del camino entre la espada de LeChuck y la infatigable vorágine marina. Mientras recordaba que no era capaz de aguantar más de diez minutos la respiración, bueno, con esta edad unos ocho minutos y baja el auspicio de todos los antiguos grandes piratas y la amenaza del filo de LeChuck, no tuve otra opción que sucumbir a la verdad y reconocerlo.

 

Nunca he bebido una jarra de Grog. Hasta ahora.’’

Mi primera jarra

Y es que sí, nunca he jugado a ningún Monkey Island. Así que desde este mismo instante, puedes cerrar la ventana del navegador o simplemente quedarte a leer qué es lo que opina este grumetillo.

Esto me ha llegado de rebote. Desde que se anunció la nueva entrega de la franquicia, en ningún momento se me pasó por la cabeza hacerme con este juego, ni siquiera probarlo, no cabía la más remota posibilidad. Nunca he jugado a un Monkey Island, es más, creo que nunca me he acabado una aventura gráfica. Soy un completo imberbe en el género. Pero bien ya sean los designios de Poseidón o más probablemente las fiebres del COVID, acabé por lanzarme al mar para intentar satisfacer un vacío existencial que sentía.

Y el resultado no pudo ser mejor.

 

Arriad las velas

La primera toma de contacto con el juego no resulta ni mucho menos abrumadora. En la misma pantalla de título, el juego te ofrece la posibilidad de ponerte al día con las aventuras de Guybrush. Esto lo hace con una suerte de álbum de recuerdos donde el pirata te va contando todo lo sucedido en los anteriores juegos de una manera muy divertida y amena. Sin grandes complicaciones, sin enormes chapas y como todo en el juego, con mucho sentido del humor. Es perfecto para ponerte en situación y si eres un neófito como yo, es más que suficiente para ponerte las botas y envainar tu espada.

 

El juego arranca como arrancan los grandes juegos. Sin apenas tutoriales. Cuatro detalles muy sencillos y bien llevados en un prólogo para que sepas hacer las cinco o sesia acciones que necesitas, y nada más. Después, inmediatamente ya estás en la salsa de la aventura.

El juego arranca como arrancan los grandes juegos. Sin apenas tutoriales.

En este juego todo está muy bien medido. Y es que saber equilibrar narrativa y jugabilidad, sin caer en tormentosos combates, tediosos puzzles y en interminables diálogos, es muy complicado, y, en los tiempos que corren, es una rara cualidad en las obras que se publican.

Se nota que aquí hay callo. Se huele la experiencia, ideas claras y sobre todo, cariño. Cariño a los personajes, a la historia y al jugador. Desde que empiezas la historia te das cuenta de que esto se ha hecho bien, se ha hecho entre amigos y se ha hecho para amigos. Esos amigos que llevaban más de 20 años esperando uan secuela e incluso 30 años si nos remontamos al primer juego. Y que dan cuenta de ese amor y ese cariño en cada secuencia, cada plano y cada diálogo del juego.

Una estética acorde a los tiempos.

A veces menos es más. Y en este caso, a mi parecer, la estética adoptada es perfecta e idónea. Hay que dejar atrás tanto pixel y tanta historia. Estamos saturados de juegos pixel art y por ende también estamos saturados de juegos realistas o ese falso cell shading que pretende ser realista pero que lo su único fin es tapar las vergüenzas de un bajo presupuesto o un calendario apretado.

Los gráficos son sencillos, coloridos y te dan todo lo que necesitas.

 

Return to Monkey Island es HONRADO. Ante todo. Sus gráficos cartoon no solo cumplen perfectamente su cometido, sino que evocan un aura mitad retro, mitad modernidad que dan una sensación de personalidad y frescura, que pese a sus limitaciones, saben llevarnos por la historia sin el más mínimo atisbo de error o incomodidad.

¿La historia? Eso es secundario.

Lo cierto es que el punto fuerte del juego no es su historia. Tampoco lo necesita mucho. Aquí el motor del juego es el humor. Nos cuentan una historia de lo más simplona e incluso infantil, pero su magia reside en la manera de contarla. En ese humor tan típico de los 90, ese humor limpio y sano que hace que te eches cuatro carcajadas cada cinco diálogos. Y al fin y al cabo, de eso se trata. De pasarlo bien.

Chistes continuos, guiños por todas partes, personajes con una personalidad abrumadora. Puede que muchas veces te llegue a ser predecible, pero, qué coño, qué más da. Estamos aquí para disfrutar.

Explicarle a unos marineros que el escorbuto no es contagioso, será vital para poder continuar la historia.

Pese a sus mecánicas simples y en exceso (a mi parecer) como decirlo… ‘’arcaicas’’, la jugabilidad del juego es fantástica. Vale, te encontrarás en varias ocasiones con alguna que otra acción, liosa, algún que otro diálogo que se te escapa y algún que otro puzzle que te volverá LOCO. Pero bueno, ahí reside la magia. O el vudú.

 

Puzzles PARA TODOS

En los 90 los juegos eran muy caros, teníamos poco dinero y salían muy pocos al año. Por eso los juegos tenían que ser mas que largos, difíciles. Y es un alivio y una grata sorpresa que el bueno de Ron Gilbert pensase en todos aquellos que tenemos una vida ocupada y poco tiempo.

Para sortear las dificultades hay que fijarse en todo y hablar con todos. O sino, tirar de libro de pistas.

El juego dispone de un modo CASUAL. Que ya no solo a los que nunca hemos jugado a la franquicia nos haga la vida más fácil, sino a los que son veteranos en el género y les de para poco la vida, puedan adentrarse en el juego sin ansiedades.

El modo casual hace las cosas más fáciles, te da pistas cuando las necesitas (ojo, SI QUIERES).

El modo casual hace las cosas más fáciles, te da pistas cuando las necesitas (ojo, SI QUIERES) y te hace vivir una aventura mucho más liviana. Desde aquí, como grumentillo novato os lo recomiendo encarecidamente.

Y es que si me paro a pensar, un par de remasters o remakes de los antiguos juegos con esta opción, haría que muchos nos animásemos a retomar las antiguas aventuras sin dudarlo. Todavía hay esperanza amigos.

 

Bueno, bonito y barato.

Esa puede ser la conclusión que saco después de haberlo jugado. Como veis no me paro a hablar de la historia, de la narrativa ni de todas esas pescas. Tan solo os hablo de mi experiencia como novato en el género como en la saga.

Llegados a este momento he de confesar que me he quedado con ganas de más. Me he quedado con ganas de probar POR FIN esas grandes sagas de Lucasarts, que por H o por B no las jugué en su día y que ahora, más de 30 años después, me generan un hambre terrible.

Si no lo has hecho ya, estás tardando en ir.

Puede que hoy en día tirar de los juegos originales se puede hacer tedioso e incluso como una patada en la entrepierna, pero si el éxito de este juego hace que se animen a traer de nuevo a la vida sagas como Maniac Mansion, Indiana Jones y demás historias, podemos estar sin duda, ante una nueva época dorada de las aventuras gráficas.

Pagar 25 Euros por este juego es una de las cosas más justas que viviréis este año.

Nunca es tarde para descubrir cosas nuevas. O cosas viejas, como en este caso y este Return to Monkey Island ha sido un auténtico placer y un fastuoso tesoro descubierto.

 

ARRRRR!!!

VEREDICTO

Corneo

Juego,leo y escribo

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