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Una experiencia entre la vida y la muerte

Autor: @davidhthe1st

Entre dos mundos

Tras versiones mejoradas de juegos como Gears V o Forza Horizon, The Medium es el encargado de abrir oficialmente la generación de XBOX (o más bien el ecosistema Microsoft). Lo hace, claro, con las señas de identidad esperadas: día uno en el Game Pass, guardado entre las diferentes plataformas de Microsoft, y sacando músculo gráfico para el tipo de producto que tenemos entre las manos. 

The Medium nos llega de la mano de Blobber Team, estudio especializado en obras de terror o simplemente thrillers, como los 2 Layers of Fear, Blair Witch u Observer. Su nueva obra bebe de esas fuentes, pero da un paso adelante, con una receta bien rehogada con referencias a obras de la cultura popular. 

Marianne, la protagonista, es una suerte de Jennifer Love Hewitt que cabalga entre el mundo de los vivos y el de los muertos: una alegoría no solo del mensaje que trata de transmitir el juego, sino también del resultado final de la obra. 

La historia y la narrativa

Si algo caracteriza a The Medium es su enfoque en la historia que nos cuenta. Si bien hay otros ingredientes y en general están bien casados, lo fundamental en todo momento es que vayamos reuniendo las piezas del rompecabezas que nos revele el presente, el pasado y el futuro de los personajes. 

La historia me ha gustado, ha mantenido mi interés de principio a fin y ha sido el hilo conductor por la variedad de escenarios que conforman The Medium. Personajes profundos, cabos sueltos, escenarios intrigantes… una buena fórmula para mantener el apetito hasta el postre (y los chupitos). A ello ayudan una ambientación y un sonido muy destacables, dejando de lado ciertos problemas que detallaremos en la sección de rendimiento. 

En general, el presente lo conocemos mediante lo que ve y cuenta Marianne, que hace las veces de narradora, por un lado describiendo cosas y por otro intentando conectarlas con otros elementos. No llegaría a decir que esa narración canse como he leído en otros análisis, pero sí que en ocasiones resulta bastante poco natural: no habla como pensaría una persona, sino como lo haría un narrador, creando una cierta desconexión en los oídos del jugador. 

Algunos flashbacks resultan algo pesados por su duración en comparación con el mensaje que intentan transmitir, ya que podrían contarse lo mismo con menos vueltas. Por otra parte, se recurre demasiado a los documentos y cartas que la gente se ha dejado por ahí y que exigen pararse a leer en un juego que ya progresa de forma lenta por sí mismo. 

Una mecánica que funciona bastante bien es que Marianne es capaz de revivir escenas pasadas al encontrar objetos relacionados con esos momentos. 

La jugabilidad

Si la historia es la claridad, la jugabilidad es el lado oscuro de la obra. 

The Medium es un walking simulator, ese género tan recurrido como denostado en los últimos años. Sí, The Medium consiste en andar (y a veces correr) de un punto A a un punto B, a veces resolviendo puzles por el camino, y en ocasiones, teniendo que volver a recorrer el mismo camino una vez descubierto algo. 

Se agradece el recurso de combinar el mundo de los vivos y el de los muertos, a la vez, en modo pantalla partida, como alternando entre ambos, para romper un poco la sensación de progreso lineal y pasillero. 

Sin embargo, la misión de recoger objetos o interactuar con ellos se ve dificultada a veces de forma artificial por ciertos problemas de diseño en los controles y la detección de esos objetos. Los elementos con los que podemos interactuar se detectan con la aparición del icono del botón sobre ellos, aunque también se puede hacer usando el modo “detective” de Marianne, que nos permite ver algunos elementos destacados. El problema viene de que no es natural llevar el botón del modo detective pulsado constantemente, y el icono del botón de los objetos aparece un poco cuando quiere: a veces requiere estar a una distancia y en una posición muy concretas. 

El desafío 

Podemos decir que el principal desafío de The Medium son un par de puzles más complejos que aparecen hacia el final del juego. Antes, si recordamos nuestro modo detective y nuestra capacidad para movernos entre ambos mundos, no tendremos grandes problemas para ir avanzando (muchas veces el juego nos telegrafía qué tenemos que hacer). 

El otro gran “obstáculo” es el antagonista. Sin entrar en detalles ni destripes, nuestras interacciones con él nos obligan a recurrir al sigilo, aunque es algo que resulta muy sencillo una vez experimentamos y descubrimos las limitaciones de la IA.

La duración

The Medium dura entre 7 y 10h. Se puede volver a jugar si queremos desbloquear logros o cosas que nos hayamos dejado atrás, pero dado lo centrada que está la experiencia en la historia y teniendo en cuenta las limitaciones desde el punto de vista de la jugabilidad, se hace difícil poner a The Medium la etiqueta de rejugable. 

En mi opinión la duración es más que correcta para el tipo de juego que tenemos entre manos, y en todo caso se podría recortar por un par de sitios en vez de pensar en aumentarla, que haría más mal que bien al producto. 

El rendimiento 

The Medium se ha vendido como buque insignia de la nueva generación de Microsoft y al jugarlo se ve el músculo técnico de la gran M. Sin embargo, una vez más hay un lado oscuro: The Medium tiene problemas de rendimiento que resultan sorprendentes en una experiencia de este tipo, donde vamos siempre por un escenario definido y que deja poco lugar a la improvisación. 

Más allá de ciertas caídas de FPS, especialmente llamativas en escenas intermedias que tienen toda la atención del jugador, chocan mucho los problemas que tiene el juego a la hora de cargar texturas; es algo que se nota al andar por el mundo, pero que resulta mucho más evidente al abrir objetos en el inventario, que en ocasiones se ven borrosos durante 1-2 segundos hasta que se carga la textura. 

Son cosas que se podrían esperar de un mundo abierto, pero que resultan extrañas en una experiencia narrativa tan guiada. 

A esto se añaden ciertos problemas de volumen en los diálogos de los personajes hacia el final de la aventura. 

Conclusiones 

The Medium se mueve entre dos mundos: por una parte, el de ser el primer (y por ahora único) gran exclusivo de Microsoft en esta nueva generación, con las exigencias que eso conlleva. Por otra parte, el de ser un juego indie “dopado”, con las limitaciones y virtudes de ese sector. 

El resultado es un juego con una buena narrativa e ideas interesantes que merece la pena vivir. Para alguien que busque una experiencia AAA de nueva generación, The Medium queda lejos de llegar a esas cuotas, aunque esas expectativas sean más el resultado del hambre de unos y el marketing de otros que de la lógica. 

Si bien recomiendo el juego con los ojos cerrados a todo aquel que tenga Game Pass o a fans del género, se hace difícil justificar comprar una consola (S, X o PC) solo para este juego, igual que se hace difícil recomendarlo al precio de 49,99€, claramente marcado para invitar a jugarlo a través del Game Pass. Más allá del músculo gráfico, como juego es un indie de la caja de 19,99€, que servidor no pondría necesariamente en un top 20 de la pasada generación, en la que vimos indies y experiencias narrativas que ganan a The Medium en su propio terreno. 

VEREDICTO

GRÁFICOS

70%

SONIDO

80%

JUGABILIDAD

60%

DURACIÓN

90%

POSITIVO


  • Una historia intrigante
  • La mecánica de los dos mundos
  • Personajes profundos y con motivaciones
  • El diseño de sonido
  • Duración ajustada al juego

NEGATIVO


  • Jugabilidad muy ortopédica
  • Problemas gráficos importantes
  • Problemas con los controles
  • Recurre demasiado al paseo porque sí
  • Flashbacks que duran más de lo que aportan
7 The Medium es como hacer un viaje de 2 horas con colegas para comer cabrito asado a un restaurante del que te han hablado muy bien. Sabes que tienen un buen horno y buen vino, aunque sea un poco caro. Sin embargo, ese día resulta que ponen al becario con el horno el cabrito sale un poco más cocido que asado. Está bueno, te echas unas risas con los colegas y os dais un paseo por un pueblo pintoresco, pero no es todo lo que te esperabas.

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