Hola, permíteme tomarme unos minutos para contarte un poco sobre mí -o lo que es lo mismo, te vas a hinchar a pulsar el botón ‘A’– . De joven era un niño extremadamente normal. Pueblo Paleta me vio nacer, crecer y brincar de ilusión con cada prueba que la vida me ponía, hasta ahí todo normal, en uno de esos brincos mi rodilla se hizo añicos, qué dolor, tocó pasar por quirófano para arreglarla. Fueron tiempos difíciles, no te lo voy a negar, pero como dije… ¡Era un niño! Ese tesón que se veía en mi tez pese al mal momento que atravesaba fue acentuado gracias a que mi familia ahorró bastante para regalarme mi primera Poké Ball la cuál debía servirme para elegir a mi primer compañero de aventuras.

Con el tiempo la herida subsanó como buenamente pudo y me convertí en uno de los mejores entrenadores Pokémon de la región de Kanto, no lo digo yo, lo puedes comprobar en el Hall de la Fama. Sin embargo mi alma pedía aventuras nuevas, mundo por conocer, mi alma pedía exilio, por eso estoy aquí hablando contigo, joven entrenador. Pronto me enamoré de Johto y sus cultura, y puse mi inexpresiva sabiduría al servicio de una región que me demostró que mi saber solo ocupaba un grado entre el poco y el nada. Tras muchos días de entrenamiento y noches sin dormir, me propuse un reto: ser el mejor entrenador Pokémon del territorio, y como siempre me consideré una persona de lo más corriente, me especialicé en Pokémon del tipo Normal.

Pronto me enamoré de Johto y sus cultura, y puse mi inexpresiva sabiduría al servicio de una región que me demostró que mi saber solo ocupaba un grado entre el poco y el nada.

Ya estamos llegando al punto donde te quería traer, paciencia. Paseaba un día por un bosque cuyos ramajes no tenía ni idea de hacia dónde me conducían, pero no era nueva para mí esa sensación. Hacía calor, la humedad era más que palpable en el ambiente y rápidamente pude cerciorarme del origen de dicha humedad, un enorme lago me esperaba a unos metros de mí. No dudé en acomodarme entre unos matorrales y sacar de sus balls a mis compañeros de viaje en aquellos momentos; una Blissey, un Noctowl y el que solía ser mi ojito derecho, un Smeargle. Mientras ellos jugaban yo me disponía a abrir mi cantimplora con Leche Mu-Mu cuando sin previo aviso un enorme estruendo nos asustó a todos, un Gyarados salió del agua y se posó junto a mí.

Estaba asustado, sí, pero pronto pude apreciar que era un Gyarados distinto, su piel y sus ojos eran del color rojo más vivo que jamás había visto aunque sin duda. lo que más me llamó la atención de aquella tremenda mole fue su naturaleza noble, en ningún momento mostró intención de querer hacernos daño, cosa que nunca había apreciado en los Gyarados que me había cruzado por Kanto. Simplemente parecía querer pasar un rato con nosotros. Me acerqué con cuidado, jamás olvidaré esa mirada que invitaba a interactuar con él, y lo pude acariciar. ¿Recuerdas que comenté al principio que mi familia ahorró para comprarme mi primera Poké Ball? En aquél momento tener una de esas en casa era algo exclusivo, pero al poco tiempo tuve muchas de ellas, por lo que decidí empezar mi aventura y guardar aquella primera ball para un Pokémon especial, y sabía perfectamente que estaba ante él. Era nuestro momento

Volví a pedir permiso casi de forma emocional para poder atraparlo, aquél enorme “Magikarp” parecía entender y asentir, así que saqué la Poké Ball Vieja del bolsillo de Objetos Clave de mi bolsa y se la lancé con todas mis fuerzas, entró a la primera, fue una captura crítica.

Aquél enorme “Magikarp” parecía entender y asentir, así que saqué la Poké Ball Vieja del bolsillo

Con el transcurrir de los años aprendí que el camino suele ser bastante largo, que todo llega a su debido tiempo y que la vida está repleta de cambios, y hablando de cambios… Yo, Bart, Campeón de la Liga Pokémon de Johto te reto a un combate con mi equipo Pokémon tipo Agua.

• Octillery: Pistola Agua, Pulpocañón y Lanzamugre.
• Gyarados shiny: Cola Dragón. Acua Cola y Triturar.
• Smeargle shiny: Cascada, Hidrocañón e Hidrobomba.